Gómez, el galgo destructor

Gómez es un galgo inglés de un año y medio. Lo tengo en acogida para la protectora Galgos112 desde hace algo más de un mes.

Es un galgo extrovertido, juguetón, descarado, ladronzuelo, curioso hasta exasperarme y muy lleno de energía. Ha desarrollado ansiedad por separación y estamos trabajando en ello para que pueda encontrar un buen hogar.

Los primeros síntomas de un mal apego con el humano son seguirlo a todas partes y no parar de buscar el contacto físico. Lo siguiente empezar a hacer nido con objetos que le pertenecen, es decir, llevárselos a su lugar de descanso, al principio sin romperlos. Suelen coger cualquier objeto que tenga el olor de «su» humano: calcetines, ropa interior, zapatos, mecheros, libros, mandos a distancia, botes de crema… cualquier cosa que hayas tocado y conserve tu olor.

Mucha gente se toma con humor esta fase y dice que es que el perro le echa de menos o le quiere mucho. En realidad el perro ha establecido una incorrecta relación de apego con el humano. Algo que no se daría en la naturaleza con sus congéneres por que ya le habrían displinado por estar todo el día pegado a su culo, o sea, invadiendo su espacio, y por «robarle» sus objetos, ambas cosas muy poco respetuosas en la etiqueta canina.

Pero el humano trata al perro como humano y agrava las cosas. El perro empieza a romper los objetos que antes sólo se llevaba a su lugar de descanso. Se siente nervioso, ansioso y aburrido cuando se queda sólo. El humano se enfada cuando descubre el desastre, pero ya es tarde: los perros viven el momento; sólo entienden la acción y la reacción encadenadas en el tiempo. Cuando te enfadas al volver del trabajo y agachan las orejas, lo hacen para tranquilizarte, no por que «comprendan» el motivo de tu enfado.

Finalmente llegamos al límite: muebles y paredes roídos, toda clase de objetos esparcidos y rotos por todas partes, lloros, ladridos, aullidos incansables durante horas y horas, micciones decorándolo todo y un perro y un humano sufriendo, infelices y, al menos éste último, renegando de su mascota.

Algunas personas aprenden a vivir con ello a costa de encerrar a su mascota en el baño, por ejemplo. Hace poco, conocí a una persona que se llevaba al perro al trabajo y lo dejaba en el coche, en el garaje de la empresa, ladrando, las 9 o 10 horas que él estaba allí. Otros, deciden deshacerse del perro. Para mí, éstos no son ejemplos a seguir.

Existe una solución: trabajar con el perro, reconducir su energía y establecer un nuevo vínculo con él. Evidentemente cuanto antes detectemos el problema, antes podremos ponerle solución. Aunque en realidad el problema no existiría si la gente que decide tener perro supiese tratarlos como tales y conociese la forma de comportarse de los perros en lugar de tratarles como humanos.

Cuando un perro llega a casa, por joven que sea, no debemos estar toooodo el rato con él en brazos o pegados a él. Debemos acostumbrarle a estar sólo a ratos. Incluso si estamos en casa, debemos enseñarle a permanecer en un sitio tranquilo que él considere su lugar de descanso. Es muy útil tener para ello una jaula o transportín de tamaño adecuado. No es cruel encerrarlos si se les muestra el lugar de forma agradable, con recompensas, juegos, etc. Los perros son animales de madriguera. Les gusta estar recogidos. ¿Te has fijado en cuántos escarban agujeros a modo de cuna y se acuestan dentro?

Establecer una posición de liderazgo respecto al perro es importantísimo. TODOS los humanos de la casa, incluso los niños y los bebés, deben ser jerárquicamente superiores para el perro. Para el perro! No basta con que nosotros creamos ser los líderes; tenemos que ganarnos la confianza y el respeto del perro; ellos no siguen a un líder por que sí; tendremos que ganarnos esa posición. Un líder para ellos procura comida, agua y protección a la manada. Les guía en la búsqueda de alimento, es decir, les pasea. Y resiste más que él; es más fuerte y rápido que él. Por naturaleza no lo somos, pero somos más inteligentes y además vivimos en una «no naturaleza» que comprendemos mejor que ellos. El liderazgo es importante en la ansiedad por separación por que en sus genes este comportamiento jerárquico está «grabado». Los líderes a menudo abandonan la manada para ir a cazar o explorar. Sin embargo los seguidores se quedan en la madriguera cuidando el hogar, los cachorros y al resto de la manada. Para ellos carecería de sentido que, siendo ellos los líderes, su manada humana, a la que tienen que proteger, se marchase sin ellos. Por eso muchos perros pasan horas ladrando y rascando la puerta (cavando un agujero para salir en realidad) cuando se marcha el humano.

Otro error muy común es despedirnos al marcharnos. El protocolo canino establece que las muestras de «afecto»: lametones, saltos, excitación, etc. son el preludio a salir JUNTOS  a cazar. Cuando el líder o los líderes (normalmente una pareja formada por un macho y una hembra denominados alfa) se van, simplemente, se van. Puede que los seguidores lo observen en busca de una señal. Pero el líder no mira atrás y eso es señal de que se va sólo y el seguidor se tiene que quedar. El humano tiene que reproducir éste comportamiento. No hablar, no tocar y no mirar a los ojos a su mascota cuando se marche. Al menos 15min. antes de salir por la puerta ignorarlo por completo. Y exactamente igual al volver. Entrar en casa poseyendo el espacio, no permitiendo que el perro rampe (salte) sobre nosotros o nos impida el paso, pero sin hablar ni mirar a los ojos ni tocar excepto lo imprescindible para abrirnos paso o disciplinarle si es preciso (yo uso las piernas igual que ellos usan su cuerpo, es menos interactivo, pero igual de efectivo).

Cansa a tu perro. Cansa a tu perro. Cansa a tu perro. Una vez más la gente piensa que un perro se cansa por soltarlo dos horas en el parque. Error. Es muy probable que vuelva muy excitado a casa después de correr como un loco y jugar con otros perros a lo bruto mientras tú charlas despreocupadamente con otros dueños. Camina con tu perro. Aprende y enséñale a pasear a tu lado, sin tirar de la correa; eso supone ejercicio físico y mental, una actividad controlada y estructurada, guiada por el humano, por el líder que es quien establece las normas y el orden de las actividades. Sueltale un rato para que corra a gusto, practica la llamada. Decide tú cuándo olisquea y dónde para que haga sus necesidades en el lugar correcto y no en medio de la acera. Por supuesto, recoge sus deposiciones. Todo esto es parte del paseo: la actividad más importante que realizarás varias veces al día con tu perro. Sal y entra de casa y de cualquier sitio, atraviesa cualquier cancela, estrechamiento y puerta delante de tu perro y siempre tranquilo y firme, dueño de la situación. Usa tu cuerpo, las piernas, las manos, la correa, ruidos como herramientas para comunicarte con él. Observalé y aprende.

Gómez, va haciendo progresos. Paseamos en manada varias horas al día. Tenemos una rutina diaria de actividades establecida que le proporcionan seguridad y confianza. Mi liderazgo está afianzado y cada vez es más independiente. Todavía lo dejo en su transportín cuando se queda sólo (sólo un par de horas varios días a la semana), pero para él es un lugar agradable donde descansa voluntariamente cuando está en casa. Proporcionarles juguetes y distracciones tipo kong no está de más, pero si un perro está cansado, no hay nada mejor que un buen sueñecito mientras el líder anda por ahí.

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