Tengo la suerte de vivir en una ciudad, Alcobendas, donde hay bastantes espacios para perros. Hubo un momento en que el gobierno de la ciudad los entendió como una necesidad y creo unos cuantos de dimensiones necesarias y suficientes para que un galgo, por ejemplo, se pegase sus carreras cómodamente y para que más de 30 perros reunidos no estuvieran hacinados. Luego llegó otro gobierno y empezó a poner áreas caninas como setas en cada parque público que muchos vecinos confunden con «cagaderos», donde no recogen las heces de sus perros y se sienten libres para desentenderse del mal comportamiento de su perro y el suyo propio.
En definitiva, los espacios comunes son necesarios, pero hay que aprender a respetarlos y a respetar a los demás usuarios. Pero si además los responsables de crearlos lo hacen sin asesorarmiento de expertos y con el único interés de aumentar su popularidad en lugar de para cubrir las necesidades reales para las que están destinados, esos espacios están condenados al fracaso.
Ese no será el caso de éste estupendo y auténtico parque para perros que se inaugura mañana en Fuengirola. No es un área vallada dentro de un parque. ¡Es un verdadero parque para perros! ¡Imagináos qué gozada! Pasear tranquilamente sin miedo a multas por llevar suelto a nuestro amigo; un lugar donde socializar a nuestro perro sin tensiones, hacer ejercicio… Hay espacio para hacer amigos, para ignorarse, para correr, para tumbarse tranquilamente.
Por ponerle un pero, diré que en el plano no veo ningún lago artificial o fuente donde los perretes a los que les guste el agua puedan bañarse en los días calurosos.
Yo tengo claro que habrá que darse una vuelta por allí para visitarlo!