Pasé unas horas estupendas en las instalaciones de Nueva Vida. No conocía esta protectora. Los voluntarios hacen una labor fabulosa y entusiasta.
Enseguida conocí al candidato a la acogida: un grandullón bastante inseguro e indisciplinado. Tirando mucho y con fuerza de la correa y distrayéndose con todo. Pero tranquilo en el fondo.
Costó salir de la protectora; tiene miedo a atravesar puertas o a cambiar de un espacio a otro. También costó acercarse al coche aunque una vez cerca se subió bastante rápido. Nieves ayudó mucho con su mano izquierda y las salchichas por supuesto! El trayecto sin problemas. Tumbado y tranquilo.
En la ciudad extraña todo bastante, pero es curioso, usa mucho la nariz y no se pone nervioso. Eso es muy bueno. Conoció a mis perros Luca y Dina y la reacción fue muy positiva. Eso a pesar de que mis perros son bastante nerviosos. Nieves se quedó con nosotros paseando; incluso les pudimos soltar en un recinto para perros cerca de casa. Luca hizo que Jack se pegase unas carreritas y tan amigos!
Acompañamos a Nieves a su coche y volvimos a casa los cuatro. Le costó entrar al portal y también a casa. Le presenté las habitaciones que va a usar y el patio guiándole con la correa. Sí es cierto que no le gusta pasar de una habitación a otra. Ya iremos trabajando en ello. Ya sin correa camina inseguro pegándose a la pared, tembloroso de los cuartos traseros. Bueno, poco a poco Jack.
La comida es un buen reclamo. Así que aprovecho la cena para que entre en la cocina. Y entró.
Y al final de un día tan lleno de emociones, un merecido descanso. Bonita estampa!