A efectos prácticos de la entrada «¿Qué le haces a mi perro?» que he escrito en la sección «Soy más perro…«, que es más teórica sobre comportamiento canino, aquí voy a ilustrar con Google, un cruce de Pointier precioso y meganervioso que viene de vez en cuando por aquí, cómo se da estructura a algunas de las actividades cotidianas que realiza nuestro perro y nosotros con él. Recordemos que el objeto de dar estructura a las actividades de nuestros perros es hacer su entorno previsible, proporcionándoles seguridad y tranquilidad; pero la estructura también requiere de nuestros perros un esfuerzo mental, cognitivo, para comprenderla y asimilarla.
Como siempre, Google llegó rebosante de energía solo que esta vez llegó sobre la una y media de la tarde; a esa hora ya hemos vuelto de dar nuestro gran paseo matutino para descargar energía, jugar, hacer rastreos, pequeños trucos y demás. Aún así, siempre que llega un perro a casa hay que salir a pasear con él y la manada para que se alivie si no lo ha hecho y para que se conozcan, encuentren o reencuentren, en este caso, en un terreno neutral.
El paseo como actividad que es, la más importante sin duda, tiene que ser estructurado: no pregono que vamos a salir, ya existen señales que lo indican; no pongo la correa a un perro si no está tranquilo; no permito que vayan creando tensión en la correa (la corrección es un pequeño tirón, un juego de muñeca apenas; es más importante que sea en el momento preciso y con la intención adecuada que la fuerza). Fue un paseo cortito, con correa para que Google se aliviara. Duró unos 15 minutos. En cuanto quisieron empezar a hacer el bruto, corté la actividad: ese no era el propósito de ese paseo, ya llegaría el momento de jugar. Volvimos a casa. Al entrar a casa también quito la correa al más tranquilo primero. El paseo no acaba hasta que no acaba y es el humano el que pone fin a cada actividad.
En mi casa después de volver del paseo, como yo y después los perros. Si no es hora «humana» de comer o no tengo la comida preparada hago el paripé con el primero de los cuencos de pienso. Yo sí creo que la jerarquía es importante para los perros, aunque no me cierro a otras teorías sobre el comportamiento canino. Si de algo estoy segura es que tanto en psicología como en etología estamos en pañales y habrá que cambiar de paradigma tantas veces como sea necesario para llegar a conocernos y conocerles mejor.
Os lo ilustro con fotos:








En la comida hay reglas basadas en lo que conocemos del comportamiento canino. Cuando tienes varios perros es importante supervisar la comida. Mis perros comen todos juntos, pero no les permito husmear en el cuenco de otro ni siquiera cuando el otro ya ha terminado y ha salido de la cocina. La estructura que creemos y las normas, hacen previsible el entorno. No deben pelear por la comida, todos comerán, pero han de atenerse a unas normas para no tener que esperar demasiado.
Luca ya lo ha entendido. Por eso cuando llega un perro nuevo y llegada la hora de comer Luca se tumba cruzado de patas en último término y me mira seriamente, sé que él también sabe que ese día va a tardar un poco más en comer por que tendré que echar al nuevo de la cocina tantas veces como a Gómez!